Años, años ha, ya más de 20, leerlo fue respetarlo. Y con el tiempo, junto con otros, paso a ser uno de mis más queridos y sabios amigos.
No lo conocí personalmente pero al leerlo siempre me sentí en su presencia. Agudo, inteligente, divertido, entretenido, sabio y amoroso; así, me parecía.
Libro tras libro alimentaba mi alma con sus picantes y profundas reflexiones.
Fueron esos días, tal vez, entre todos mis días, los más solitarios y reflexivos.
Hoy, una vieja amiga lo recordó de esta manera y me dieron ganas de compartir este decir tan profundo que nos habla de la autoría y responsabilidad en la creación de nuestra felicidad y bienestar.
Sabias palabras que me recuerdan mi propia autoría y ser creador, en mi propia vida.
Adriana 💠